Solo una pequeña parte ha podido sobrevivir y volver a la naturaleza
El Servicio de protección de especies de la Conselleria de Medi Ambient i Territori lleva contabilizados, este año, 15 ingresos de aves protegidas, la inmensa mayoría de las cuales son rapaces, en el centro de recuperación de fauna del COFIB afectadas por disparos de perdigones. De estos, una tercera parte, cinco, han ingresado a partir de día 15 de agosto, cuando empezaba la media veda, periodo en el cual se puede cazar con escopeta la codorniz, la tórtola turca, la paloma torcaz, la paloma bravía, el conejo y la liebre.
Por especies, el número de aves afectadas ha sido lo siguiente: 5 halcones peregrinos (Falco peregrinus), 5 milanos reales (Milvus milvus), 1 cernícalo (Falco tinnunculus), 1 águila calzada (Aquila pennata) y 1 busardo ratonero (Buteo buteo).
Los datos se dan a conocer en colaboración con SEO/BirdLife coincidiendo con el Día de las Aves para incidir en la sensibilización respecto a esta problemática. Y es que, en muchos casos, los animales tiroteados tienen muy mal pronóstico, muriendo debido a las heridas provocadas por los tiros que no pueden superar, o si se salvan, quedan normalmente irrecuperables, teniéndolos que amputar alas, patas o perdiendo un ojo, etc.
Se tiene que tener en cuenta que el número de animales que llega a los centros de recuperación se calcula que es un 5% de los ejemplares que se han tiroteado al campo, y que morirán sin ser encontrados. Las nuevas tecnologías y los dispositivos GPS de seguimiento vía satélite facilitan en algunos casos el hallazgo de las aves tiroteadas.
La Conselleria de Medi Ambient i Territori, a través del Servicio de Agentes de Medio Ambiente ha iniciado protocolos conjuntos con el Consell de Mallorca y sus Agentes de Medio Ambiente de Caza, para afrontar esta situación. Estos protocolos (que incluyen la inspección minuciosa de los cotos donde se han encontrado los ejemplares tiroteados y la investigación de los posibles infractores) están enmarcados en los objetivos del Pla Terrasse de Recuperación, Conservación y Seguimiento de los Rapaces diurnos de las Baleares, de eliminación de los disparos intencionados a las rapaces.
La muerte de una especie protegida es una infracción tipificada como grave de la Ley Balear de Caza, implica no solo una sanción pecuniaria sino también la pérdida de licencia de caza, inhabilitación para obtenerla durante años, y puede dar lugar incluso a responsabilidades penales cuando la afección recae sobre especies catalogadas como Vulnerables o en Peligro de Extinción.