Los próximos 1 y 2 de octubre está prevista la celebración de la “Subida al Puigmajor 2022”, prueba de automovilismo del campeonato de Baleares de montaña, organizada por la escudería Serra de Tramuntana y amparada por la Federación de Automovilismo de las Islas Baleares (FAIB).
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El calendario de la FAIB incluye este año 24 pruebas en las carreteras de Mallorca, y 13 de ellas discurren total o parcialmente por la Serra de Tramuntana, espacio en principio protegido por diversas figuras legales (Paraje Natural, Patrimonio Mundial de la UNESCO, Zona Especial de Conservación y Zona de Especial Protección para las Aves son las más importantes).
La circulación deportiva en las carreteras de la Serra, especialmente de motocicletas, es un problema que vecindarios y entidades conservacionistas denuncian desde hace años, sin que las diferentes administraciones hayan adoptado medidas eficientes para abordarlo. Las carreteras, y muy especialmente la MA10 donde el problema es especialmente grave, son competencia del Consell de Mallorca, administración que no sólo ha sido hasta ahora incapaz de impulsar y coordinar una estrategia eficaz para suprimir las carreras ilegales y la conducción deportiva y peligrosa en general, sino que además sigue autorizando sin ningún empero la celebración de competiciones deportivas impulsadas por la FAIB y por tanto promocionando las carreteras de la Serra como espacio adecuado para la conducción deportiva.
Por otra parte, la delimitación del Paraje Natural de la Sierra de Tramuntana, declarado en 2007, excluyó las carreteras, y por tanto la gestión del espacio protegido no tiene capacidad para intervenir sobre el tráfico. Sí están, en cambio, afectadas cuando discurren por zonas de la red Natura2000 (Zonas Especiales de Conservación y Zonas de Especial Protección para las Aves) aunque en estos casos el grado de protección efectiva y los procedimientos para conseguirla distan todavía mucho de su implementación ideal.
Más allá del uso privativo (las sesiones de entrenamiento y de competición implican el cierre durante horas de la circulación al resto de ciudadanos) y molesto especialmente para los vecindarios, que no pueden acceder a sus fincas o realizar los desplazamientos previstos y que en el mejor de los casos deben desviarse por otras carreteras y caminos (incrementando el tiempo y coste del desplazamiento), también es necesario evaluar convenientemente las repercusiones ambientales de este uso deportivo a un espacio de la máxima importancia ecológica.
Por eso pedimos a la Conselleria de Medio Ambiente y Territorio que intervenga para garantizar que las pruebas automovilísticas que discurren por espacios naturales protegidos se someten a adecuados procedimientos de evaluación de repercusiones ambientales, tanto si el asfalto forma parte del espacio protegido como si está excluido. Es evidente que los efectos de estas carreras y de la circulación deportiva en general se extienden al entorno, y por tanto es irresponsable no intervenir alegando falta competencial. Por otra parte, igualmente reclamamos al Consell de Mallorca, que abandera la protección de la Sierra bajo la figura de Patrimonio Mundial de la Unesco, que replantee su posición en relación a la autorización de estas competiciones. La Serra de Tramuntana, y el resto de espacios naturales por extensión, no son el lugar idóneo para realizar competiciones deportivas de motor, ni para la promoción de la conducción deportiva.